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TAMARA GARCÍA
Cádiz, 3 de julio de 2018

Ángel G. Piñero tenía una espina clavada, una inquietud y, al contrario de la mayoría de los mortales, prefirió hacer algo por quitársela. «Lamentablemente, la guitarra española se promueve más fuera que dentro de nuestro país», afirma, con la certeza que le dan sus 86 años y una dilatada trayectoria como guitarrista y compositor, el hombre que decidió ponerle remedio con la creación de un certamen de guitarra clásica para jóvenes talentos españoles y del mundo.

De esta forma, el certamen Ángel G. Piñero alcanza este año su V edición que se celebra en el Hotel Monasterio de El Puerto de Santa María los próximos 6 y 7 de julio. Una edición donde participan este año «nueve guitarristas que vienen de diferentes países» (siete exactamente) y que tienen edades comprendidas entre los 18 y 35 años «ya que el objetivo del certamen es apoyar a los jóvenes en el comienzo de su carrera profesional, cuando es más difícil y cuando más vocaciones se frustran», asegura el músico gaditano que creció en Barcelona donde estudió en el Conservatorio Superior de Música, «en aquel momento, uno de los mejores, sino el mejor, centro de España».

UN NIÑO EN ALEMANIA SE SABÍA LA BIOGRAFÍA DE SHUMANN Y EN ESPAÑA SE SABÍAN LA DE DI ESTEFANO»

Jonathan Esteve Aranda (España), Stanislav Setshenko (Ucrania), Miguel Revuelta (España), Roman Zorkin (Rusia), Martin Bickerton (Inglaterra), Mateus Kowalski (Polonia), Hugo González (España), Ivan Darío García (Colombia), Marcin Kuzniar (Polonia), Victor Manuel Casero (España) y Luke Pan (España) son los músicos que competirán en esta edición «por un primer premio de 4.000 euros, además de algunas actuaciones como la que ya hay cerrada con Espera ya que el Ayuntamiento es colaborador», informa el promotor de esta cita que, si bien en sus inicios corría a cuenta del compositor a nivel individual, desde 2016 se canaliza a través de una asociación cultural con el nombre del virtuoso guitarrista que ha querido compartir su «pasión por la música» con sus paisanos.

Pasión y conocimiento. No en vano Piñero, que en 1961 se fue a Múnich a completar sus estudios de guitarra durante dos años para después regresar a nuestro país, ha despertado la admiración de medio mundo al tocar indistintamente la guitarra clásica española con la mano derecha y con la mano izquierda, ofreciendo en un solo concierto las dos escuelas, es decir, la yema cultivada, entre otros, por Francisco Tárrega, y la uña, prodigada por Andrés Segovia. «Cuando volví de Alemania inicié lo de tocar con la segunda mano. Yo, como muchos guitarristas, tocaba con la uña y la yema era una cosa que me intrigaba mucho y cuando probé pensé que el sonido que se le arrancaba a la guitarra era una cosa preciosa y conseguí tocar con la mano izquierda», rememora el músico que muestra las dos guitarras que le acompañan desde hace «más de 40 años».

De su experiencia en Alemania, entre otros países, se llevó «muchísimas enseñanzas» pero también un baremo certero con el que comparar la realidad musical en nuestro país. «La música allí es como una religión, en aquel entonces el gobierno alemán se gastaba unas cantidades en música bastante considerables y, bueno, es algo que en muchos países de Europa se sigue cultivando y aquí no. Sólo hay que darse cuenta de que mientras allí los políticos van a los conciertos, aquí sólo encontramos a nuestros políticos en competiciones deportivas», se queja.

«Yo recuerdo que cuando yo estaba estudiando composición en Múnich, un niño de 11 años se sabía la biografía de Schumann, de Schubert, de cualquier compositor, el niño de la misma edad en España se sabía la biografía de Di Estéfano y de Kubala. Y eso marca una grandísima diferencia», refiere Piñero al que le parece «muy lamentable» hablar así porque se siente «muy español» pero es consciente de que «el sistema educativo público» de este país «no le da ninguna importancia a la música». «La gente piensa que la música está hecha para divertirse pero la gran música le exige a la persona que la practica y al que escucha, le exige concentración pero como contrapartida te enriquece mucho más», afirma.

Fuente: Diario de Cádiz